Así calificó nuestro presidente, Juan García Chaparro, en su alocución de clausura de los ya tradicionales programas "En Otoño, Rincón de la Victoria Capital del Flamenco 2011", por lo ocurrido y lo vivido durante los siete recitales de este año. Ciertamente, parece como si los duendes tan remolones en aparecer otras veces, en esta ocasión hubiesen querido honrarnos con su presencia, para de este modo compensarnos por las dificultades a las que tuvimos que enfrentarnos debido a algunos imponderables de última hora y que afortunadamente se pudieron resolver.
Sin duda que la sintonía que hubo entre los artistas y el público hacía tiempo que no la vivíamos. Hubo mucha entrega por parte de aquellos y una gran respuesta por parte de éste. Cantaores y cantaoras, bailaores y bailaoras y tocaores, con conceptos estéticos y estilísticos distintos, dieron su "do de pecho" para beneplácito de todos.

Para la noche del 28 de octubre estaba anunciada la actuación de La Genara y Luisa Muñoz, con el toque de Luis Santiago "El Marquesado". La Genara no pudo actuar al serle prolongado el número de actuaciones que estaba realizando en el extranjero, por lo que fue sustituida por la joven cantaora Chelo Soto.

Luisa Muñoz y Blanco, nació en Montpellier (Francia) y está entroncada con la familia de Lole y Manuel. Reside en Málaga y forma parte como cantaora del elenco de la Compañía Sánchez-Cortés, que encabezan Antonio de Verónica, Saray Cortés y La Salinera. Luisa comenzó cantando por alegrías, para seguir por tarantas, muy pausadas, donde se acordó de Camarón, luego hizo una variación de tangos, algunos de corte extremeño y terminó por bulerías por soleá. La actuación de Luisa Muñoz estuvo muy en la línea interpretativa de Remedios Amaya, La Susi o Montse Cortés, gustándose y pellizcando.
Chelo Soto hizo un buen repertorio de alegrías para iniciar su actuación, a las que le hizo una introducción cantiñeada de muy buen gusto. Continuó por tangos, también de variados estilos, clásicos y de corte más actual. Terminó cantando una larga serie de bulerías, donde estuvo presente Jerez, Utrera, Cádiz y Camarón. Decir que Chelo Soto, como Luisa Muñoz, también es cantaora de la citada compañía Sánchez-Cortés.
El día 4 de noviembre, contamos con María Peña y La Tana (en sustitución de Fabiola Arcos), con la guitarra de Antonio Moya y las palmas de Rocío Peña y Rafael Romero. La utrerana y la sevillana, junto con el toque de Antonio, nos ofrecieron una gran noche de flamenco.
Mari se arrancó por tientos que dedicó a La Cañeta de Málaga, al marido de ésta, José Salazar y a Loli, hija de ambos, que se encontraban entre el público. Tientos que dijo de manera muy reposada, como si los meciera, recogiendo con jondura los tercios, para acto seguido rematarlos con una serie tangos de magnífica factura. Por soleares siguió después, haciendo un recorrido por los estilos de Cádiz, Jerez, Utrera y Alcalá, y para terminar la primera parte de su actuación cantó famosas cantiñas de Pinini, que con tanta flamencura sabe interpretar.
En la segunda parte, salieron las dos cantaoras y nos hicieron una larga tanda de fandangos, alternándose, en la que realmente dieron todo lo que llevaban dentro, arrancando los olés y los aplausos del público. Y terminaron por fiesta, derrochando flamenquería, gracia y un gran dominio del compás.
El elenco artístico de la noche del 11 de noviembre, estuvo formado por José León "El Ecijano" y Juan Reina al cante, Mª José León al baile y Manuel León al toque, estos últimos hijos del Ecijano.



El cierre de la noche lo puso María José León, cantando y bailando por bulerías. Nos hizo ver que tanto en una faceta como en otra, esta joven nació para el flamenco.
Y la verdad es que La Cañeta, correspondió a dicha expectación con creces. Sus bulerías por soleá con las que empezó fueron extraordinarias, se peleó con el cante, perfecta de afinación, le imprimió fuerza y ese temperamento que la define como una de las mejores artistas de este género. Después de agradecer la buena acogida que siempre recibe por parte del público de esta peña, nos cantó unos tarantos de los que ponen los vellos de punta. Se tomó un respiro para ceder el paso a Marta Moreno que con el cante de David Cecilia, bailó muy bien por alegrías.


Cancanilla, al compás que le marcaba con un bastón El Salao, hizo martinete, toná y debla, con fuerza y jondura. Tras manifestarle al público lo bien que se siente en nuestra peña, cada vez que es requerido, prosigue por tangos donde se dejan entrever las formas interpretativas de Camarón y La Niña de los Peines. Pasa a cantarnos por soleares, muy reposadas, gustándose, recorriendo los estilos de Alcalá, de Cádiz, de Juaniquí de Lebrija y de Triana. Vendrían a continuación unos tientos en los que se recreó con mucho sabor. Sebastián nos cantaría después por seguiriyas, acordándose de Manuel Torre, Antonio Mairena y Juan Talega y aquí, entendemos, estuvo el punto álgido de la noche, porque Cancanilla dio lo máximo de sí mismo: sus seguiriyas fueron de las que duelen, de las que dan tarascadas en el corazón. A petición de su amigo Bernabé, Cancanilla canta por alegrías que le quedaron "muy flamenquitas", como a él le gusta decir. Después sería el turno de los tarantos de magnífica ejecución. Pondría el broche final a su extraordinaria actuación, cantándonos y bailándonos por bulerías de Jerez, Cádiz, al estilo de La Pirula, La Repompa y Manolo Caracol.
Tras el receso, el Cuadro Flamenco de Las Malagueñas formado por Loli París al cante, Carmelilla "La Terremoto", Estefanía, Beatriz “La Suiza” y Alejandro de la Bahía al baile y Pepe Amaya al toque, comenzaron su actuación con el baile por soleá de Carmelilla, siempre sobria y elegante, a quien secundaron Estefanía y Beatriz. Loli París nos hizo cuplé por bulerías, flamencos de verdad, con ramalazos de Utrera. Por alegrías nos bailó Alejandro, con buenas hechuras, desplantes muy flamencos y un zapateado muy ajustado a compás. Acto seguido, Carmelilla y Loli nos interpretaron unas rumbas, donde "La Terremoto" hizo una excelente demostración del toque de castañuelas. Y de nuevo Carmelilla para hacernos un recitado con acompañamiento de soleá, que fue muy del agrado de los asistentes. Cerraron su actuación por fiesta, con la intervención todo el grupo.

La segunda parte la ocupó el cuadro flamenco de "El Carrete". Raúl Franco inició la actuación del grupo cantando por bulerías, acompañado por el toque de Luis Santiago "El Marquesado" y las palmas de Luisa Chicano y El Yaya. Es precisamente Luisa Chicano la que nos baila por soleares, componiendo elegantes y bellas figuras, que arrancan los aplausos del público.

A los primeros sones de la guitarra por alegrías, Raúl Franco nos anuncia la entrada de Carrete al escenario y éste pasea su figura con elegancia, ataviado con chaqueta larga, sombrero y bastón. Es recibido, como siempre que viene a nuestra peña, con óles y aplausos de cariño. A medida que el ritmo de las alegrías se va acelerando, Carrete despliega ese conjunto de gestos, zapateados y desplantes tan ajustado al compás y tan sui generis, que provoca un efecto inmediato entre los que presencian su arte. Luego, parada, leve paseo a guisa de preparación y vuelta a empezar, pero nunca es igual, cada vez añade un elemento distinto, un matiz diferente a la hora de componer la figura o al rematar el último tercio de la copla. Su taconeo sentado en una silla que suele llevar en su repertorio, es francamente notorio. José Losada "El Carrete" es un bailaor que ciertamente no deja indiferente a nadie.

En el último recital, que se celebró el 9 de diciembre, contó con las actuaciones de Manuel de la Curra con la guitarra de Luis Santiago "El Marquesado" y la de Pepe Soto, con la guitarra de Pepe Reina.
Manuel de la Curra (cantaor y guitarrista jerezano afincado en Málaga), empezó cantando por tarantas, muy sentidas y bien ejecutadas. Manuel presentó a los palmeros que le acompañarían por alegrías: Javi Requena y El Francis; palo en el que se sintió muy a gusto, notándose que es un cantaor que se está forjando en la mejor escuela que es la del cante atrás. Se peleó con el cante por soleá, pero también lo hizo de manera muy reposada, imprimiéndole sentimiento y jondura, sobre todo en las soleares de Cádiz. Y como es habitual, terminó cantando por bulerías con unas primeras letras de contenido navideño y después pasó al más genuino estilo jerezano, donde se sintió como pez en el agua y derrochando flamencura. Fue un gratísimo descubrimiento para los aficionados de nuestra peña, porque Manuel de la Curra se presentaba por primera vez en ella.
Como decíamos al principio de esta crónica, hemos disfrutado de unos extraordinarios recitales y desde aquí, queremos agradecer a todos los artistas intervinientes su buena disposición para agradar a los aficionados que a lo largo de siete semanas nos congregamos en la Peña Flamenca El Piyayo. Nuestra satisfacción es mayor al constatar cómo los artistas, jóvenes o veteranos, hombres o mujeres, malagueños o foráneos, dieron muestras sin reparos de que este arte tan nuestro y sin igual, está vivo y goza de muy buena salud.
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